Por esas calles venía
nuestra Violeta y su canto.
Traía además sus ayes
para envolver los quebrantos.
Sobre sus hombres desnudos
me contaron que traía
un reboso de viento suave
hecho al comenzar el día.
Se cuenta que en los trigales
ella cantaba bailando,
y que tejió en sus telares
hebras de dolor y llanto.
¡Ay! Cantares de Violeta
con lloros del norte agreste
con toronjil pa´ la pena
y añoro de diecisiete.
Si desde el cielo pudieras
bajar a mirar tus huellas,
aquellas que antes no vieras
están floridas de estrellas.
Alma del canto, Violeta
el germen de tus cantares
apenas alzaste el vuelo
fue rosa blanca y granate.
Como corceles del aire
sin bridas y sin amarras
van tus cantos por los cielos
¡Óyelos!, Violeta Parra.
En honor a nuestra famosa folclorista, que en vida
No se le reconoció su talento.
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