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jueves, 17 de marzo de 2011

CUANDO VIENEN LOS RECUERDOS

Cuando doña nostalgia,  aparece, de visita
nos vienen los recuerdos,  y parecen livianos.
Son arpegios  antiguos, son un llanto de lira
que altera la quietud del corazón humano.

Ahogamos los suspiros, nos mostramos serenos
Mas, brota en la pupila un velo de humedad.
Saturados de tanto luchar y hacernos buenos;
la sal de los recuerdos  configura la paz.

Una quietud distante  nos trae, suavemente
entre leves rumores, las cosas olvidadas.
Van surgiendo las sombras de anhelos vehementes
que de entre fieras luchas, cayeron a la nada.

Mariposa halagüeña, nos vuela al lado y deja
entrever en sus alas, brillando, el oropel.
El ritmo de sus giros no ha borrado las quejas
que están en la memoria, tan vivas como ayer.

Buscamos los juguetes que no nos regalaron;
ingresamos al parque de rosas y retamas.
Subimos al columpio del roble milenario;
algo sorprende, cantan, dos mirlos, en la rama.

Allá la austera casa, tan cálida y tan llena
de calor y de risas,  de frutos y de pan.
Paseamos por el patio, floridas azucenas
saludan con su aroma; después, ya no estarán.

Desde la chimenea no llegan los inviernos,
tiritamos de frío, como si fuera ayer.
Nos envuelven olores del pan que está en el horno,
la cazuela de pava, el mote, y rubia,  miel.

¡Ah!  y los romances  ¡Qué romances aquéllos!
¡Cómo se amaba entonces! También me enamoré.
Él pedía permiso, para entrar en los bellos
sentimientos de niña,  que ansiaba ser mujer.

Y sucedía, a veces, que jamás se encontraban,
pero el amor viajaba por blancas estaciones,
crecía iluminado, los besos se inventaban
y no escuchaban nunca latir sus corazones.

Poco ha poco ha llegado  el invierno a las vidas.
Cada cual con su sino en otro puerto ancló.
Seguirán recordando, como otros, esos días.
“Inventando el romance que nunca se vivió”.

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