No vi caer la rosa que estaba en tu ventana
y desprendida “entró” para adornar tu alcoba,
dando luz a tu rostro, con frescura lozana
al prenderse en tu pelo, blondo, color caoba.
Hermosa, inteligente, regia como ninguna,
el que sea tu dueño, ha de ser virtuoso,
serás como esas diosas besadas por la luna
a quienes las estrellas les bordan el rebozo.
Porque eres la niña de cándida sonrisa,
de espléndida figura y firme rectitud,
Eres una vertiente de agua clara, y la brisa
te envuelve cada día en toda su amplitud.
Eres la adolescencia, el centro, la ternura
y las ansias ocultas, de ser pronto mujer,
ignoras de las calles cada esquina oscura
por donde va la vida, y es tan fácil caer.
Por eso ve despierta, habrás de erguirte siempre
Mientras más camines, más cerca estará el suelo.
Quién pronto se levanta es quien mejor aprende
y si te hallas caída, no olvides, ¡mira al cielo!.
Que ha de ser la cobija que cubra tus insomnios
y un lucero, brillante, faro regio y pulido
te alumbrará la cara, ahuyentará demonios,
y hará venir a un ángel a cantar a tu lado.
La vida es como un mapa, tan llena de caprichos
de llanos, de recodos, la cumbre y la ensenada,
te invita a regio puerto, allá te esperan nichos,
quieres volver, no puedes, hasta llorar es nada.
Camina con cuidado, que la mentira impera,
abundan espejismos y tronos de papel,
hay príncipes de mármol en palacios de cera
y un payaso que ríe es asesino cruel.
He de ir por tus caminos, aunque nunca me veas.
Vigilando tus pasos, tus sueños, tus anhelos;
en las soleadas playas, do estés, a las mareas
las volveré de seda, jugando con tu pelo.
Y has de sentir mis manos lavando tu cintura.
Se acercarán los niños llevándote el bullicio
te besarán la cara, regalarán ternura
de ellos, que no mienten, extraerás el juicio.
Y cuando encuentres la estación dorada
donde te espera tu elegido dueño;
marcha segura, serás muy amada,
el amor distingue, siempre lo que es bueno.
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